Parece que en esta era digital el cuerpo lo es todo, es lo que se ve y se critica; y en cierto modo, tienen razón, nuestros lindos sentimientos nunca han sido la carta de presentación. También es cierto que en esta década (o en las últimas) se ha impulsado la diversidad, es decir por un lado nos dicen que nos tenemos que ver de tal o cual manera y por otro nos dicen que está bien si no.
El bombardeo de la industria de la moda, del fitness, de lo healthy y de lo fit… descubrío que lo delgado (o el deseo del mismo) vende, pero eso tiene un millón de explicaciones mucho más complejas de cómo funciona nuestra psique…
El cuerpo tiene tantos significados como enfoques le demos pero sin duda es un vehículo de socialización. Nick Crossley hace diferencia entre la sociología del cuerpo y la sociología carnal, la primera lo que se le hace al cuerpo y la segunda lo que el cuerpo hace. El cuerpo establece el vínculo entre lo material y lo social. El mismo Foucalt decía que “el cuerpo es utilizado como una estrategia política de poder”.
Lo cierto es que nuestro cuerpo, y su imagen, será siempre un reflejo de como interiorizamos el medio social.
El cuerpo es eso que nos limita del otro, es lo que nos delimita visualmente del mundo y es nuestra herramienta para interactuar con el otro. Es el único espacio que tendremos toda la vida para decidir qué hacer con él, pero lo importante no es sólo cuidar el cascarón, si no el contenido.
Todo eso es suficiente para entender por qué nos preocupa tanto el cuerpo, pero ¿no deberíamos preocuparnos más de cómo funciona que de cómo se ve?
Saber que la delgadez no es sinónimo de salud, que la diversidad de cuerpos no nos invita a justificar nuestros hábitos poco saludables y que lo que se ve no es lo único que importa nos ayudaría un poco a cambiar el foco de atención a cosas menos triviales.
Cero estoy peleada con tener un cuerpo con el que te sientas bien, pero ni ser grande u obeso condiciona depresión y falta de disciplina, ni ser delgado implica una vida saludable y feliz.
He pensado mucho en por qué nos importa tanto nuestra imagen corporal, y una de las cosas que más me acercan a la respuesta es cada vez nos cuesta más relacionarnos de manera profunda con otros, la vida te deja tiempo para intimar poco y juzgar mucho, y quizá por eso nos ocupamos de cosas más fáciles como modificar nuestra apariencia.
Debemos comenzar a dar más importancia a ser que a la apariencia, pero para eso hace demasiada falta trabajar en nosotros, en conocernos, en entendernos y en descubrir que somos y qué queremos ser, para después decidir cómo queremos vernos, pero en mi opinión, eso llega como efecto secundario.
El cuerpo debe ser una herramienta para lograr cosas más importantes, para trascender, para divertirnos y disfrutar la vida. El cuerpo no sólo es un adorno… y espero un día dejemos de verlo así.
“Cuando sea delgada voy a ser feliz” es como decir, “cuando sea millonaria voy a ser feliz” (y todos sabemos que el dinero ayuda, pero no da la felicidad); las personas nos quieren por lo que somos, pero tenemos que comenzar por hacerlo nosotros mismos. Empecemos a fortalecer la relación con nosotros, a fomentar el autoconocimiento, la introspección y la compasión, no sólo por los demás, también por uno mismo. No somos una talla, ni un corte de pelo, ni un producto (quizá para los estudios de mercado lo somos), somos mucho más.
La salud física y la salud mental nos llevan a un estado de armonía, así que trabajemos en ambas. Nota: está muy cabrón, pero es muy satisfactorio.
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