Esta nota es probablemente algo que me sirva más a mí que a ustedes, así que tal vez solo me conozcan un poco mejor y 1 de 2, o se identifican o dejan de seguirme… jaja
Ciertamente he tenido una vida muy afortunada, con sus detalles como las vidas de todos, con decepciones, con dolor, pero en la balanza… una vida bastante afortunada. Tengo una familia más allá de los disfuncional, pero con miembros increíbles cada uno por su lado. Mis amigos, esos que están en la fiesta y los que están para la vida, esos incondicionales que te ayudarían a esconder el cuerpo de ser necesario y esos que no ves, pero aparecen en el momento preciso. Nunca me ha faltado trabajo, y sí, tengo un millón de quejas e inconformidades al respecto porque la verdad es que no soy perfecta y la tolerancia no es lo mío, pero he trabajado en ello y lo sigo haciendo cada día un poco mejor, pero tengo la fortuna de hacer lo que quiero (aunque no como lo imaginas cuando eres niño porque nadie te dice que la sociedad tiene otras pautas).
Tengo una madre maravillosa y un perro que me espera en casa sin importar lo tarde que llegue o lo ocupada que esté. Mi vida ha sido buena y según mi carta astral mis vidas pasadas también. Y es quizá por eso que me cuesta cuando las cosas no salen como quiero, así que si no me reparan el coche como espero, o no me entregan la comida como la pedí o no sale el plan como lo tracé me frustra. La pandemia me volteó el mundo, me dio tiempo infinito conmigo, me acercó y me alejó de personas, me quitó otras, arruinó mis planes, mis vacaciones, mis trámites, mis finanzas… pero seguí, seguí optimista, aunque unos días cansada y otros triste, pero seguí.
Hoy la vida no se me puso horrible pero se me juntó todo, y cuando no eres tu mejor versión o no estás en tu mejor momento algunos se van, otros se alejan, pero checa quien se queda contigo cuando te sientes una “piltrafa” (aunque no lo seas), y lo que estoy aprendiendo es que dejar ir es lo mejor que podemos aprender, que soltar es básico, que los que están es por que quieren y porque pueden y que lo que va a pasar, pasará. Hubo una frase que vi en estos días y ya ni recuerdo dónde pero decía: “igual te vas a morir, así que disfruta”… ¡qué fácil, ¿no?!… nada más complicado en realidad… pues según varios psicólogos, el goce es algo que nos cuesta como humanidad, incluso dicen que nos da más miedo el gozo que el sufrimiento, ¿lo creen?… y bueno aunque parezca que somos hedonistas como el resto de los animales, en realidad no lo somos tanto, porque para eso hay que soltar, soltar la idea del miedo, soltar la idea de la fatalidad y sobretodo la del deber ser.
En un mundo que nos dice que debemos planear, que debemos controlar nuestras emociones, nuestros tiempos, nuestras finanzas, nuestra vida… también se nos dice que hay que fluir y soltar, y una vez más… grandes contradicciones: aprende a controlar pero no lo intentes.
Crea vínculos porque son necesarios y entre más estrechos mejor, pero suelta a los que se tienen que ir, o a los que se quieren ir.
Y así es como me siento, como niña en el primer día de clases, o peor, cuando todo lo que estudias para el examen… no viene.
Ustedes ¿saben soltar?, ¿o no han tenido que hacerlo? A mí me está costando, pero creo que es una de las mejores prácticas que podemos aprender, cada quien a su tiempo, cada quien con su proceso, pero antes o después debemos soltar todo lo que la vida nos “quita”, porque en realidad la vida no nos debe nada. Creo que planear a veces puede ser una mala broma, o una manera de tenerlos ocupados en algo, ¿no creen?.
Venimos sin nada y nos vamos con lo que construimos, podremos dejar algo o no, pero lo que es seguro es que no nos llevamos nada. Y después de todo nada más cierto que: “igual te vas a morir, así que disfruta”.
Cosas que hago para fluir: yoga, meditación, aprender a no hacer nada, respiraciones profundas… y no, no es magia, y sí está cabrón, pero ahí vamos, buscando el equilibrio entre planear y aventarme como gorda en tobogán.
Si no se espantaron, los veo en consulta.