Mucho se escucha de la inmunonutrición en esta época, pero ¿en realidad sabemos lo que es? La inmunonutrición estudia la relación entre los nutrientes y la inmunidad de un organismo pero eso no me parece un concepto sencillo, ya que abarca aspectos relacionados no sólo con la nutrición sino con otras ciencias como la inmunología y la medicina para el tratamiento de la enfermedad, pero también para la prevención de la misma. De modo que la inmunonutrición tiene un campo de intervención inmenso que trataré de resumir de la manera más sencilla.
Como ya hemos comentado va dirigido al sistema inmunológico, que es el sistema de defensa del cuerpo; en pocas palabras la inmunonutrición va encaminada específicamente a su fortalecimiento, ¿de qué manera?…
Considera necesidades específicas para retardar el envejecimiento celular, mejorar la microbiota u optimizar estados fisiológicos como embarazo y menopausia o para necesidades específicas como deportistas o enfermos.
Esta rama de la nutrición se encarga de fortalecer el sistema de defensa a través de micronutrientes específicos, no sólo de alimentos, por lo que es común la complementación de grado farmacéutico. Un ejemplo de ellos son los probióticos (como pueden ver en la nota de microbiota) para colonizar la flora intestinal, pero hay muchos otros como los omega 3 que disminuyen la inflamación, la glutamina en pacientes con cáncer o nutrición parenteral o la arginina para la regeneración celular (aunque no es su único uso).
La complementación con calcio, zinc, magnesio, vitamina D, etc., también es parte de la inmunonutrición, y se utiliza en etapas de la vida que no necesariamente implican un estado de enfermedad, como el embarazo o la menopausia para asegurar un proceso exitoso y cuyo objetivo será siempre preservar u optimizar la funcionalidad y/o un envejecimiento saludable para mejorar la calidad de vida.
Un punto importante es, si bien muchos de ellos no son considerados medicamentos (son los llamados nutracéuticos: alimentos o partes de un alimento que proporcionan beneficios para la salud) deben saber que deben ser prescritos, sugeridos y/o controlados por un especialista, para evitar efectos adversos (o que no tengan el efecto deseado por ser insuficientes).
Recuerden que la mejor manera de optimizar el funcionamiento del sistema inmunológico es tener una dieta personalizada, de esta manera sólo tendremos que recurrir a la inmunonutrición como prevención o en estados fisiológicos específicos y no como tratamiento reparador.
Cualquier duda, los espero en el consultorio. Y recuerden que es necesario llevar estilos de vida saludables para que lo anterior funcione.
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