Hoy ví una película española, el título me hizo imaginar que sería de esas películas que te bajan un poco las revoluciones en la cabeza, que te ayudan a descansar la mente y pensar un poco en las vanalidades de la vida… pero resultó todo lo contrario; no es cine de arte, ni de un director famoso por temas sociales desde un punto de vista profundo, pero justo eso me llegó hasta el tuétano… ¿cómo vemos la enfermedad mental en la vida cotidiana? Y la realidad es que no la vemos, vivimos en un mundo donde, muchas veces, para sobrevivir, evadimos lo malo, nos concentramos en las frases motivacionales de que se puede y focalizamos lo bonito; creo que el punto es encontrar el balance, un punto medio entre la cruda realidad y el optimismo realista, algo complicado, ¿no?
En cierto punto, todos tenemos rasgos de los pacientes con enfermedades mentales, no tenemos depresión, pero podemos estar tristes; tenemos días de euforia y quizá no de depresión, pero sí días en los que parece que no podemos con todo. Y en pandemia seguramente más de uno tiene un estado de ánimo más cambiante que de lo habitual, y eso no nos hace bipolares.
Me parece que la diferencia entre un paciente con enfermedad mental y otro sin ella, parte quizá de que uno hace más esfuerzo por auto regularse que el otro (pero ya no me queda claro cuál es cuál), aunque la sociedad nos juzga igual… si estás deprimido es porque quieres, y si estás triste es porque quieres… y no, a veces no es tan simple. La química cerebral no ayuda, pero el mundo tampoco.
Es común que la gente no acepte ver llorar al otro, ver sufrir al otro, ver molesto al otro y entonces crecemos con la idea de que hay que estar bien siempre, como si permitirnos llorar, enojarnos o tener cualquier sentimiento negativo estuviera prohibido, y la cosa no es estar mal todo el tiempo, pero es eso, bloquearlo lo que nos da un estado de malestar mayor. Estar “mal” no es un permiso que necesitamos, es algo que pasa y debemos aprender a aceptarlo, para procesarlo y manejarlo de la mejor manera, para que sea pasajero y no sea algo “atrapado permanentemente” que no podemos/queremos dejar salir.
Decirle a la gente que “todo va a estar bien” es más común de lo que uno espera, pero no, no todo esta bien, porque el mundo no es Disneylandia, en la vida hay cosas buenas, malas, fáciles, difíciles, de todo… y uno simplemente puede aprender a manejarlas y a enfocarnos en lo que nos da un poco más de bienestar, pero no, no todo va a estar bien.
Si te rompen el corazón, no todo está bien, si se muere alguien querido, tampoco estás bien y si tienes cólicos, no, no estás bien… lo único que puedes hacer es aprender a vivir con eso, reponerte y seguir; pero no, dejemos esta idea de que todo está bien. Está “de moda” ser agradecidos”, ser consientes, meditar, enfocarnos en lo bueno… el mindfulness y un millón de cosas que han existido desde hace cientos de años, la restructuración cognitiva, la terapia ocupacional, la terapia psicológica, los fármacos para aminorar el malestar, y no es que esté mal; cada uno hace lo que puede para estar mejor, pero el problema es que todo se está convirtiendo en un esfuerzo agotador por desaparecer el malestar, que es necesario. Y es necesario porque los humanos somos así “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”… no apreciamos la salud hasta que no enfermamos, no apreciamos a los padres, hasta que los perdemos… y así con todo (hasta la vecina molesta termina siendo mejor persona cuando muere que cuando la veíamos a diario).
Puntos que desde mi perspectiva se están perdiendo:
- Está bien no estar bien
- Alejarnos cuando sea necesario, pero no alejarnos por la “culpa de estar/sentirnos mal”
- Aprender a identificar nuestros sentimientos, también esos que no se sienten tan “padre”
- Practicar el autoconocimiento (y para conocernos… nada mejor que “darnos en la madre”
- Aprender a aceptar/validar al otro, respetar su derecho de ser y estar como quiera/pueda. Estar con alguien que queremos cambiar es como estar con una extensión de nosotros, o querer modelar un robot; estar con el otro (que está muy cabrón) es aceptarlo con todas las cosas que nos gustan de el/ella y con todas las cosas que no tanto
Cuidar lo que no se ve es importante, darle más valor a lo que no vemos que a cómo nos vemos, a lo que sentimos que a lo que piensa el otro y a lo que somos, más que a los que nos dicen que debemos ser.
¿Qué tiene que ver esto con la nutrición y con un estilo de vida saludable?… todo, la salud mental es parte de la salud integral. La salud física es un reflejo de la salud mental. Estar bien es un reflejo de adentro hacia afuera.
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