Tengo un millón de preguntas que hacerles respecto al tema, pero decidí contarles un poco de mí… yo hago ejercicio porque es lo que me mantiene funcional, es lo que me “desconecta”, lo que me hace ir al baño sin trabajo alguno, lo que hace que mi mente se enfoque un poco mejor (aunque sea por un rato)… yo comencé a ir al gimnasio en la universidad, no por gusto, era más un deber ser porque cómo iba a decirle a los pacientes que hicieran ejercicio si yo lo odiaba… bueno, no tanto, pero prefería casi cualquier cosa que ir al gimnasio. Se hizo parte de mi rutina, de mis deberes del día y no era mi momento favorito del día.
Hoy, muchos años después, hago ejercicio solo cuando quiero y puedo (y me dí cuenta que lo hago casi con la misma frecuencia que cuando me lo imponía), le doy prioridad sobre otras actividades porque mi cuerpo se siente bien al hacerlo. En tantos años he probado muchas disciplinas… correr, pesas, yoga, pilates, bikram… crossfit… y es que si no pruebas no sabes si te gusta. Hoy tengo definido muy bien qué es para mí y que no. Sé los resultados que quiero para mi cuerpo, sé lo que necesito y cuándo lo necesito, pero esto no es magia, no es de la noche a la mañana, no es que un día despiertas y tu cuerpo responde a algo o tu mente se ilumina.
Hoy, muchos días despierto sin ganas de nada, sin ganas de despertar temprano para ir a trabajar (aunque me guste lo que hago), o de hacerme un desayuno super equilibrado o de terminar el día sacando a correr al perro… y eso pasa porque soy humana y no siempre dan ganas, pero un poco de voluntad es necesaria. Poner en la balanza nuestras prioridades y ver a largo plazo más que la recompensa inmediata.
Hoy, en medio de la pandemia, salgo a caminar con la convicción de que es un privilegio, salgo a caminar y me esfuerzo por dejar todos los pensamientos negativos que cruzan mi mente y cambiarlos por no pensar… por disfrutar los charcos del camino, el aire en mi cara (o en mis ojitos porque cubrebocas); disfruto cuando mi perro se mete a los charcos más lodosos y disfruta al máximo… el olor a tierra mojada… y también poder caminar. Hoy me muevo porque quiero. Voy a pilates cuando siento que mi cuerpo necesita estirarse y mi mente calmarse, voy a funcional cuando necesito canalizar mi enojo o mi frustración (porque sí, me enojo y me frustro y eso no me hace mala persona) y voy a correr cuando no quiero estar con nadie… cuando necesito enfocarme… y así es como he logrado darle a mi cuerpo lo que me pide… pero en el inter, fui a step y a baile para mejorar mi coordinación, a la caminadora para correr sin mojarme, sin que me diera el sol, sin los charcos (pero lo odié porque siempre había alguien que no importaba la velocidad, estaba justo a un lado de ti todo el tiempo), fui a spinning e intenté acostumbrarme a los asientitos del mal que tienen todas las bicis… y pues a la larga… si te acostumbras; pero a lo que voy; he cambiado de ejercicio porque he cambiado yo, como todos lo hacemos.
Hoy hago ejercicio no para cambiar mi cuerpo, que sí cambia, pero lo hago para mejorarlo, para ser más fuerte, para estar más sana, para que mi mente sea más positiva, para no enfermarme y para poder seguir moviéndome por mucho tiempo, porque como dicen por ahí, lo que no se usa, se atrofia.
Si tienes posibilidad de mover tu cuerpo, múevelo… si tienes la posibilidad de respirar házlo profundo. El ejercicio, la actividad física y el movimiento es un tiempo para ti contigo, aprovéchalo.
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