Nutrición MH

LA IGNORANCIA MATA

 

 

Hoy escribo estas líneas con cierta nostalgia, hoy dejo un espacio en mi vida profesional que me ha presentado personas con enfermedad renal terminal y  algunas otras que están en los primeros estadios.

Me voy pensando que quizá ellos me han dejado más a mí de lo que yo a ellos. Me han enseñado a ver la vida desde tantos puntos que pasé del coraje al casi llanto más de una vez y jamás podría ser la misma que hace unos meses. Tal vez ellos siempre me vieron entera, ecuánime, regañona y muy en “mi papel de nutrióloga” así que quizá no lo sepan, pero un paciente también mueve a persona dentro de la bata.

La unidad de hemodiálisis ve pacientes cuya función renal ya no es suficiente para que vivan sin depender de una máquina y vienen tres veces a la semana a “purificar” su sangre conectados en accesos vasculares de distintos y “supongo” dolorosos tipos, unos vienen pensando que la vida es así, otros que ahora están bien, y otros ni siquiera se preguntan ya por qué les pasa o qué les pasa. Hoy siento algo de tristeza porque nadie nos enseña cómo vivir, porque la pobreza no siempre está en el bolsillo y porque una parte de nosotros siempre se queda en los lugares que nos hacen crecer.

La gente con enfermedad renal, generalmente tiene al menos veinte años con diabetes, mal controlada por cierto, y eso los lleva a descuidarse deliberadamente, porque no son ellos, es “su enfermedad”, no es su falta de disciplina, ni su falta de  atención, ni su falta de autocuidado, ni su falta de responsabilidad… es Dios, es la vida, es la enfermedad que avanza sin pedir permiso, es lo que hay…

Ver que un paciente de 80 años asume su responsabilidad “un poco tarde” como él lo dice y vive con dolores pero con un tanto de gozo aún, es un tanto esperanzador para algunos; pero ver un paciente de menos de 40 con hijos que no llegan ni a la pubertad, pensionados con una miserable cuota y poco productivos, sin un buen trabajo por “su enfermedad”, para algunos puede ser triste y para mí es indignante, es indignante ver como es fácil culpar siempre al otro, como siempre tenemos este “locus de control” externo para salvarnos de nosotros mismos, de asumir la responsabilidad que nos toca por haber permitido que la enfermedad avanzara tanto y tan rápido, por no haber ido al chequeo cuando me sentí mal aquella vez, por no haber ido a la consulta de seguimiento porque se me pasó, por flojera, porque el IMSS, porque mi hijo se enfermó y por un sinfín de cosas que algunos dirán que no entiendo. Pero, ¿acaso tomaron agua alguna vez en su vida?, ¿acaso esos tres kilos de más se hicieron treinta de la noche a la mañana?, ¿acaso dejaron la “bendita coca” o el cigarro a tiempo?, me sigo preguntando si al menos una vez tuvieron la intención.

Hoy me despido de 16 pacientes, que en el camino se convirtieron en 15, y sea como sea la muerte nunca es grata, ni siquiera para los que la tenemos tan presente. Pacientes que entienden lo que tienen que hacer pero sólo algunos deciden hacerlo, pacientes que tienen ganas de vivir intensamente lo poco que les queda por no haber hecho lo que debieron y otros tantos que ríen porque es “muy difícil” la dieta, el tratamiento médico, trabajar, cuidar niños… y vivir.

Hoy me voy y algunos dicen: “no se vaya”, y en cualquier caso les respondo: “me voy porque ya hice todo lo que pude por usted”. Y al final es eso, la educación a veces llega tarde, pero retrasa, mejora y nos da la oportunidad de elegir; para algunos, la educación nutricional llegó 20 años tarde, pero para otros llega a tiempo y deciden hacer caso omiso y seguir ignorantes, porque el conocimiento siempre nos hará responsables y ser responsables de nosotros mismos es una de las cosas más difíciles a las que el ser humano puede aspirar.

La enfermedad renal terminal, es una de las enfermedades crónicas más costosas en su tratamiento, y en la mayoría de los casos es una complicación por diabetes mellitus de larga evolución mal cuidada. A los pacientes jóvenes con reciente diagnóstico de diabetes siempre les digo “esto es lo mejor o lo peor que te pudo pasar” y ¿por qué sería lo mejor? “porque a partir de hoy, tú sabrás como cuidarte, y es tu responsabilidad vivir tan sano como te sea posible o ser tan negligente como te sea más fácil”.

Edúcate y decide.

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