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¿Cómo aprendo a compararme conmigo?

assorted umbrellas hanging on ceiling

¿Han visto esas pelis de cambio de roles? Yo sí, muchas veces, cuando era niña me daban risa porque pensaba “qué divertido poder cambiar de vida con otra persona”, pero con el tiempo ya ha cambiado un poco mi enfoque… ahora pienso “¿y cómo hace uno para dejar toda su vida y dejar que alguien más ocupe ese lugar?”, o ¿cómo aceptó el cambio con alguien que tiene una vida tan complicada?”… porque si te toca ser la princesa que padre, pero si no… ya es otra historia.  El punto es: podremos pensar que hay quien tiene la vida más afortunada, más fácil o que ganó en la feria de la fortuna, pero la verdad  es que también la realeza sufre, que vivir en medio de la opulencia no nos hace más felices y que los problemas de primer mundo también son problemas, que entre más se tiene, menos se valoran las cosas (no digo que deba ser así, solo digo que así pasa).

Entonces, si un día me invitaran al palacio de Buckingham seguro pensaría que podría vivir ahí  y sería super feliz, pero en el momento en que me pusieran las reglas de la realeza y el montón de protocolos saldría gustosa para regresar a mi casa. Todo tiene bueno y malo, así que ¿qué tal si empezamos por compararnos con nosotros mismos, igual la probabilidad de que alguien les pida cambio de roles es mínima y seguro algo no les va a gustar tanto.

Ser nuestro parámetro es complicado, porque la inercia nos lleva a ver al otro más que a nosotros mismos. Yo creo que es porque es mucho más fácil ver los toros desde la barrera, pero ¿ustedes qué creen?

Ver a los demás es más fácil que vernos, que reconocernos. Si vemos al otro hay de dos, compararnos con el que está más jodido o con el que está en la gloria (según nos convenga), pero compararnos con nosotros mismos es… difícil, es observarnos obligadamente porque sin observación no hay puntos de comparación… entonces reconocer “estoy mejor que ayer” está padre, pero cuando toca aceptar “estoy súper jodido” está cero padre, ¿será que les ha pasado?

Y bueno, entonces ¿cómo le hacemos para ser nuestro parámetro sin morir en el intento?

  1. Entre más rápido empieces, mejor (creo que es algo así como que te perforen las orejas de bebé o hasta la vida adulta; si lo vas a hacer, mejor en blandito).
  2. Amor propio. Eso va a permitir que no seas tan duro contigo, a aceptar lo que eres y lo que no, lo que puedes mejorar y lo que no, pero desde un punto de comprensión y valoración, no desde el azote (y ojo, no está fácil, pero es un “must”).
  3. Sí, el autoconocimiento es como la vida, cambiamos cada día (y que bueno porque si no que hueva), pero a veces, si no nos ponemos atención no lo podemos reconocer y no tomaremos las decisiones más adecuadas, o al menos las mejores para nosotros.

Quién dijo que la física cuántica o las matemáticas abstractas son complicadas… seguro no estaba en estas andanzas de autoconocimiento. No hay números, ciencias, comportamiento animal, (inserte lo que quiera), más complicado que el trabajo personal.

Los leo, les agradezco y les escribo pronto.

 

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